Capítulo 125
|| Punto de vista de Bellona ||
Aparqué el coche a cierta distancia del almacén, con el corazón latiéndome con fuerza en el pecho. Había seguido los sonidos, los gritos, los disparos. Algo en lo más profundo de mi ser me había dicho que tenía que estar allí, que tenía que verlo con mis propios ojos.
Salí lentamente, con los tacones crujiendo contra la grava.
Y entonces la vi.
A Rossie.
Los guardias la arrastraban fuera, con las manos esposadas a la espalda. La sangre manchaba su manga desde una herida en el hombro. Tenía un aspecto salvaje: el pelo revuelto, la boca torcida en una mueca de desprecio. Pero no fue la ira de su rostro lo que me detuvo en seco.
Fueron sus palabras.
—¿Crees que me importa ella? —espetó Rossie, forcejeando con los guardias—. ¡Anastasia solo era un peón! ¡Igual que Viktor!
Me quedé paralizada, con la sangre abandonando mi rostro.
¿Qué estaba diciendo?
Rossie me vio allí de pie y se rió, una risa hueca y quebrada.
—Aún no lo entiendes, ¿verdad, B