Debra se quedó atónita durante más de diez segundos antes de gritar: “¡Shentel!”.
Las lágrimas comenzaron a correr por su rostro en un abrir y cerrar de ojos.
Durante los últimos dos años, Debra y Shentel siempre habían sido como hermanas. Se ayudaban y apoyaban mutuamente. Habían pasado por muchos desafíos juntas, especialmente durante el tiempo que estuvieron con la Tribu Raksasa. Sus vidas dependían una de la otra, y al ver a Donoghue asesinar a Shentel tan cruelmente, Debra se enfureció y quedó devastada. Su corazón se había despedazado.
Debra gritó mientras lloraba: “Donoghue, mald*to. Eres un animal, un demonio… Eres un animal disfrazado de humano. Shentel te amaba tanto hasta que quería estar contigo de nuevo, pero la mataste. ¿Aún sigues siendo un hombre?”.
Una rabia intensa ardía en el corazón de Debra. Quería cortar a Donoghue mil veces y partirlo diez mil veces más. Si se pudiese matar a alguien con la mirada, Donoghue ya habría muerto cien mil veces.
¡Paf!
Donoghue lu