Nina
- ¡Lo... lo siento, Nina! Es que... tenía tantas ganas de librarme de ese hombre horrible que...
- Lo sé, cariño, lo sé, pero ya se ha acabado, ¿no? - Ella asiente con la cabeza y esboza una sonrisa húmeda.
- ¡Juntos de nuevo! - Maya lo celebra con un tono bajo, pero no oculta su sonrisa feliz y victoriosa. Sin embargo, mi sonrisa que ya era débil muere, porque bien sé que no será así. Nunca más.
- Tenemos que hablar, chicas -digo con un tono serio que hace que me miren-. - Sabes que no será así, ¿verdad?
- ¿A qué te refieres? - pregunta Maya temerosa.
- Vuestros maridos son mafiosos rusos y nunca renunciarían a sus mujeres.
- Pero tú dijiste...
- Dije que tienes la libertad, pero puedes tenerlo todo, ¿verdad?
- No lo entiendo, Nina. - Jude replica. Saco la pistola de mi hermana de la cintura del pantalón y pongo el dedo en el gatillo, pero no apunto a nadie. Temerosos, se quedan mirando el cañón plateado.
- Les digo que para librarse de ellos deben morir. - Ahora Maya parece