Capítulo 0005
Imaginar lo que harían en esa cama le daba repugnancia, fue directo al vestidor y enseguida su maleta estaba lista.

Magdalena ordenó:

—Mayordomo tráele una bolsa, esa maleta es lujosa.

Enseguida este trajo una vieja y rota bolsa de palma y la arrojó a los pies de Magnolia.

—Toma, úsala para empacar.

Magnolia se agachó y abrió la maleta cuando escuchó a Magdalena:

—Y revisa su equipaje antes de que salga, asegúrate de que no lleve algo demás.

Magnolia recordó la prueba de embarazo y la respuesta de él, si la veían no podía salvar su bebé.

Como estaba vigilada por el mayordomo y Magdalena, se puso de espaldas a ellos y rasgó la prueba, tragándose los pedazos.

Magnolia salió afligida, viendo la ropa de Ricardo.

Desde ahora, ese niño no tendría nada que ver con la familia Vargas.

Magnolia, arrastrando la bolsa de rafia, dijo fríamente: —¿Quieren revisar?

Magdalena puso su mano en la boca y con asco dijo:

—La revisará afuera, esa bolsa huele horrible.

Si Ricardo salía de la ducha, quizás no podrían deshacerse de esa mujer, no podía correr ese riesgo.

El mayordomo empujó a Magnolia: —¿Oíste? ¡Vete ya!

Ya fuera de la puerta principal, el mayordomo le arrebató el bolso y regó su contenido en el suelo, revisándolo, pero ya ella había desaparecido lo que buscaban.

Magnolia se agachó para recoger sus cosas.

En ese momento, sonó su teléfono.

Al oír la voz de su tía, las lágrimas comenzaron a caer.

Había soportado la humillación de Magdalena, los malentendidos de Ricardo, pero al escuchar la voz de su tía, Yolanda, no pudo contenerse y con la voz entrecortada dijo: —Tía.

—Maggie, ¿por qué lloras?

—Me divorcié. Ya no tengo un hogar.

—¿Qué no tienes un hogar? —cuestionó su tía—Por Dios, si te llamó para darte buenas noticias: tienes tres hermanos y tres primos hermanos; son tu familia que te ha encontrado y vinieron a buscarte.

—¿Mi familia? —preguntó magnolia extrañada. Ella se sabía huérfana, sin otros parientes que la reclamaran, así que nunca pensó en buscar a sus familiares.

—No llores, Maggie, vuelve a casa. No necesitamos ese Ricardo. ¿Quieres que tus hermanos vengan por ti...?

Magnolia no tuvo tiempo de responder antes de que su teléfono se apagara.

Su corazón estaba en un torbellino. ¿Realmente había encontrado a su familia?

—¿Qué estás haciendo ahora, Magnolia?

Ricardo, vestido en bata de baño, le habló desde la puerta. Él pensó en dejarla quedarse más tiempo, pero ella empacó mientras él se duchaba.
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