El Corazón del Ranchero
El Corazón del Ranchero
Por: Cassandra Hart
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Hospital

¿Quién sería el idiota que dijo que las personas que están en coma no se dan cuenta de lo que sucede a su alrededor? Morgan se preguntaba eso al tiempo que escuchaba un molesto sonido el cual probablemente pertenecía a la máquina que la mantenía respirando.

“Era por su bien” escuchaba a los médicos  decirse entre ellos.

Aunque el medicamento la mantenía sin dolor y parcialmente sedada, no quiso abrir los ojos. No era solo un asunto de incomodidad al sentir la luz en su rostro. Si él se daba cuenta que estaba despierta, intentaría que le hablase sobre lo sucedido.

No es que fuese un bastardo insensible. Bueno….al menos no todo el tiempo. Simplemente su forma de  sobrellevar lo sucedido seria entrar en modo “agente del FBI” para atrapar al responsable, lo peor sería que además de querer vengarse…

O hacer justicia según como se viese

Acabaría culpándose por todo y esa era una verdad tan absoluta que resultaba incuestionable. Aprovechando que tanto Andrew como el médico  abandonaron la habitación, se permitió abrir un poco los ojos.

Gracias a Dios no hubo dolor.

Mientras estaba ahí en cama empezó a  que meditar sobre su vida. Se sentía vacía, lejos de aquellos a los que quería y sin poderse ir.No tenía idea de si siquiera se levantaría de aquella cama, si les volvería a abrazar. Viéndolo desde ese punto de vista, su captor había ganado.

Mientras Morgan se dejaba llevar por sus pensamientos, Andrew acosaba al médico sobre su condición.

— ¿Cuándo va a salir de ese estado, doctor?

—Debe calmarse, joven.

— ¿Calmarme?  Morgan ha pasado por un verdadero infierno y en lo último en lo que puedo pensar es en calmarme.

—Lo sé, pero el daño que sufrió en esos días fue mucho. Ella no le necesita agresivo aunque tenga razones de sobra para estarlo. Morgan fue sometida a una carga emocional tan fuerte que si no es cuidadoso con ella,  puede hacerla colapsar.

— ¿Colapsar?

—Mire joven, en casos como el de Morgan es obvio que su captor  pensaba torturarla y por ello la sometió a una hambruna extrema. Verá, el organismo empieza a decaer cuando el aporte dietético es menor al 50 por ciento necesario para cada organismo, esto obviamente varía dependiendo del índice de masa corporal de cada persona.

Él la tuvo durante casi una semana, imagínese que un organismo comienza a utilizar las grasas corporales a partir de los 7 días sin alimento. Aunque no llegase a ese punto, seis días son mucho. En cuanto al agua, se ve por el estado en  que llegó que le dio una mínima cantidad y eso corrobora mi sospecha de que matarla, no era una prioridad inmediata en su maquiavélica agenda.

— ¿Cómo lo puede saber?

—Tiene muchos síntomas de deshidratación, el ser humano puede sobrevivir sin agua solo tres días, si ella sigue aquí y estuvo en su poder diez días, significa que le abasteció con lo mínimo necesario. La cuidaremos y solo nos queda esperar que se despierte, el cerebro estaba muy inflamado.

Cuando estuvo solo fue a verla a la habitación. Tomó una silla y se sentó a su lado. Sujetándola de la mano le reveló sus miedos y se sinceró con ella. Morgan, sin él saberlo, era totalmente consciente de cada una de sus palabras.

—Morgan… ¡soy un ex agente del FBI, maldita sea! un próspero ranchero y una de esas personas rudas que generan aprensión a quien se les mete en el camino y sin embargo tengo miedo. Creo que me estoy volviendo loco y no tengo forma de evitarlo pues te estás dando por vencida, te dejas ir y se ve.

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