Alex Fletcher
Violet: ¿Segura que este vestido está bien para cenar con tu madre?
Alex: Sí, Violet, es genial. ¿Podemos irnos? Ya llegamos tarde.
Violet: Confío en ti, vámonos. Debes estar ansiosa por ver a tu madre; después de todo, vivió en París dos años.
Alex: Ay, qué ansiosa estoy.
Digo sin mucho entusiasmo. Violet no sabe de mi problemática relación con mi madre, quizá por eso está tan emocionada con esta cena. Si supiera que no tiene por qué preocuparse porque tiene el atributo que Jessé más valora: el dinero, no se esforzaría tanto en impresionarla.
Conocí a Violet hace un año. Se acababa de mudar a Nueva York y vino aquí, según ella, para forjar su propio camino y consolidar su carrera como arquitecta sin estar a la sombra de su familia. Es una mujer agradable y muy madura para su edad, 27 años. Conectamos enseguida. Desde entonces, hemos empezado una relación sin etiquetas. No son citas, pero no es solo sexo, es un punto medio. Nunca quise comprometerme con ella porque nuest