Una nueva mañana comenzaba, y en un cuarto de hotel dos personas se encontraban en la misma cama, la primera comenzó a despertar pero aun se encontrabaconfundida y el segundo seguía dormido.
La joven Dalma no comprendía lo que estaba haciendo allí, junto a Daemon, su jefe. ¿Dónde está su amiga? ¿donde está ella? ¿que es ese lugar? Suena el teléfono y antes que despierte a su jefe sale corriendo a atenderlo.
Se metió al baño casi escabulléndose.
—Hola —hablo en un susurro
—Bueno, Dalma, porque no respondías… me preocupe una banda, chingona.
Mientras escuchaba a su amiga recriminarla con su nuevo acento mexicano, seguía inspeccionando el lugar en el que se encontraba.
—Estoy bien, aunque ahora no puedo hablar mucho.
Se miraba al espejo y también se palpaba el cuerpo buscando indicios de si sucedió algo más anoche.
—Que pasó anoche, te fuiste sin dar alguna explicación, pero llame a tu casa y allí dieron a entender que creían que estabas conmigo, algo que decir.
—Como te he dicho no pue