Lorenzo se acercó a la habitación de Edith, sólo para saber si ella se había despertado o si necesitaba algo.
Edith se estaba maquillando, era exquisito el gusto de ella para lucir en cada ocasión.
Su atuendo también era perfecto.
-Estás hermosa.
Le dijo Lorenzo.
-Gracias, vos también lucís muy atractivo.
Lorenzo la miraba en silencio, pero su corazón se agitaba por la alegría de estar junto a ella.
El mundo cambiaba a su lado, era agradable.
Todos los caminos eran mejores cuando tenía a su lado a Edith.
Acortó los dos pasos que los separaban, ya no quería que hubiera espacio entre ellos.
-Vida…
Susurró en su oído, mientras que le acariciaba la barriguita, estaba anonadado, pensando que iba a ser padre.
En ese momento recordó que le tenía que dar esa noticia a sus padres, pero prefirió hacerlo personalmente.
Creía que sus progenitores iban a estar felices con la noticia de ser abuelos, y que a Edith la iban a recibir muy bien.
Era una cena tranquila, con empresarios de primer nivel.
-