18| Cuerpo a cuerpo.
Esther sintió como el calor de su estómago se extendió por todo su cuerpo cuando los labios del hombre se posaron en los suyos.
La besó y Esther se dejó besar, la lengua del hombre exploró su boca y cuando hizo contacto con la suya le atravesó una corriente eléctrica.
Leonel la tomó de las caderas y la acomodó a horcajadas sobre él y el gemido grabe que soltó el hombre cuando la sintió apretada contra la rección que comenzaba a formársele la humedeció.
Cada parte de su piel que tocaba la de Leonel estaba ardiendo, como si tuviera brazas al rojo vivo. Leonel la aparto y la miró a los ojos, tenía el iris azul oscurecido por la excitación.
— Quiero hacerte mía — le dijo él y Esther asintió, como dándole todo el permiso.
Se apartó de todos los problemas que tenía, de las dudas o del miedo. Leonel le apartó la blusa con la que pretendía dormir y le dio una repasada a sus senos desnudos, luego le acarició el vientre con cuidado de no tocar el parche con la herida y cuando llegó a los senos