Una tarde había salido con Bruno a hacer una pequeña compra. Al llegar a su casa encontraron a Silvio saliendo de la casa de al lado. Era el delegado de la región.
Bruno solía ayudar en la comisaría de vez en cuando haciendo pequeños trabajos.
— Hola Silvio, ¿cómo estás? - salió del coche.
— Hola, Bruno - le apretó el hombro — Estoy bien. Sólo rutina, en realidad. ¿Cómo están las cosas en casa?
— Todo va bien, también - presentó a Gustavo — Está saliendo con Beatriz.
— ¿De verdad? - Ella le apretó la mano con fuerza — Qué gusto conocerte. No vives aquí, ¿verdad?
— Gracias - respondió Gustavo — Yo digo lo mismo. Sí, ahora sí, me he mudado aquí hace poco. Todavía estoy conociendo a los amigos de la familia.
— Si necesitas algo -le entregó una tarjeta- — Soy el oficial de la policía local. Puedes llamarme cuando quieras. Y no sólo para resolver problemas - rió ligeramente — Una cerveza también es buena. Me gusta una buena conversación.
— Claro que sí, se llevó la tarjeta.
— Ahora tengo q