Parte 12...
No supe definirlo bien porque no tenía experiencia con eso.
Gustavo se estaba controlando para no ir demasiado rápido a lo que su cuerpo le pedía. Quería darle tiempo para que se acostumbrara y se relajara con sus caricias.
- Me encanta tu piel - le mordió la oreja - Tu dulce olor... Como me hablas... Como aceptas mis caricias... Todo.
Ella respiró hondo.
Tragó saliva, recordando que estaban en el sofá de su casa y aunque sus hermanos no estuvieran, podrían volver y nunca quería que viera a su hermana así.
Pero era demasiado bueno. Difícil parar ahora, pero tenía que hacerlo.
— Gustavo... no creo que nosotros...
Ella no terminó de hablar porque él volvió a pegar su boca a la de ella y aumentó las caricias, llegando hasta la cinturilla de su pantalón. No quería hablar, sino intercambiar emociones, lo cual solo sería posible si ella se rendía.
Dejó de moverse y esperó ansiosa, pero temerosa, su próximo movimiento.
Le desabotonó los pantalones y bajó la cremallera lentamente,