*—Ryan:
Seguir los consejos de Edward le había hecho bien.
Para cuando volvió de su viaje a Boston, Ryan comenzaba a sentirse un poco mejor. Quizás era su mente o algo así, pero sea lo que sea, le había sentado bien. Y claro, olvidarse de ciertas preocupaciones había ayudado también.
Cuando estuvo en Boston ese fin de semana para el bautizo de su sobrino, Ryan trató de no pensar en Aimee y lo sucedido y se enfocó en su salud. Fue una bendición que el bautizo fue algo privado entre la familia y no invitaron a personas fuera de esta, a excepción de los padrinos quienes eran amigos cercanos de su hermano Richard y Valeria, su esposa.
Sin embargo, a pesar de que había pasado tres meses desde lo sucedido con Aimee, Ryan volvía a preguntarse: ¿qué era de Aimee? Era extraño que su hermana no se hubiera acercado en el bautizo para preguntarle o exigir respuestas, y que tampoco le hubiera mencionado algo durante sus llamadas. Ryan ya se imaginaba que se sabía todo el chismecito, pero la misma