Hazel.-
— ¡Wow! Bebiendo desde temprano –escucho a mi asistente entrando a mi oficina, estos dos años después de la fuga de Brian he estado lejos de los reflectores, hice mucho dinero defendiendo a los mafiosos más peligrosos y políticos acusados de cosas inimaginables, por lo que por dinero no me he preocupado–. ¿todo, está bien?
— Sí –miento–. todo bien.
— Cuando bebes así… no todo suele estar bien Hazel.
— ¿Tienes noticias de la investigación? –ignoro su comentario, la escucho suspirar.
— Así es, nuestros hombres han monitoreado las conversaciones de Ángelo Castiblanc, aunque se ha cuidado mucho, creo que siempre sospechó que lo vigilaban.
— ¿Mi sospecha era cierta? –pregunto dejando que el amargor del licor caliente mi garganta, anticipándome a la respuesta.
— Sí, ella está viva, Castiblanc y su hermana la mantuvieron escondida, pero hay algo más –me giro lentamente, jugueteando con el vaso entre mis dedos–. ella tuvo un hijo, tiene poco menos de dos años.
El vaso se resbal