Al escucharlo, Esperanza también pensó que las palabras de Dafne tenían sentido. Respondió a regañadientes:
—Entonces, me voy con esas costillas de cerdo con patatas a comer con papá.
Después de despedirse, Rodrigo la llevó. Dafne regresó a casa sola y de repente sintió un vacío en su corazón.
***
Esperanza llegó a la villa en el Residencial Elíseo con el lonchero de Dafne y su gran pato amarillo.
Hans la esperaba sentado a la mesa del comedor, con un montón de platos en la mesa.
—Papá, ¡he regresado!
La voz dulce y alegre de la niña hizo que el corazón de Hans se ablandara un poco.
Ella corrió hacia Hans emocionada, sosteniendo el lonchero en sus manos y compartiendo:
—Papá, mamá hizo algo delicioso. ¿Ya has cenado, papá?
— Aún no, te estaba esperando.
En realidad, ella ya había cenado... Pero no importaba. Lo consideraría como una merienda nocturna.
Hans le preguntó:
—¿Qué es eso?
—Son costillas de cerdo con patatas que mamá hizo, ¡están buenísimas! Papá, las traje especialmente para