¿Cómo pudo ese rostro transformarse en Lolita? ¿Acaso no estaba esa mujer postrada en el hospital? Extrañamente, ese vestido le quedaba tan bien a ese cuerpo. Y luego, esa sonrisa realmente parecía una realidad. Diego se frotó la cara, a plena luz del día, cómo era posible que estuviera alucinando.
Sí, esto es solo una alucinación de Diego. La mujer que está enfrente no es Lolita. Sino Melinda, su jefa. Desafortunadamente, cuando mencionó el nombre de la mujer que estaba en su corazón, Melinda lo escuchó.
"¿Qué dijiste?"
"Emmm, lo siento, señora. Me equivoqué."
"¿Qué nombre mencionaste?"
"Solo está escuchando mal", respondió Diego, tratando de salvarse de algo que podría destruirlo todo.
"Señora, ese vestido le queda perfecto."
"¿De verdad?"
Afortunadamente, Melinda ya no mencionó su error al decir un nombre. Estaba demasiado contenta con el cumplido que le hizo Diego. Y eso hizo que Diego secretamente soltara un suspiro de alivio.
La elección del vestido y el traje ya estaba decidida