POV de Adriana

La voz de Diego sonaba quebrada, algo que nunca antes había escuchado. Él siempre había sido fuerte, inquebrantable, incluso en los momentos más difíciles. Pero ahora, sentado a mi lado en el auto, apenas podía sostener su propia máscara de fortaleza.

“Adriana,” comenzó, su mirada fija en la carretera, aunque claramente perdida en sus propios pensamientos. “Creo que mi vida también podría estar llegando a su fin. Nancy... ella se encargará de destruirlo todo.”

El tono de desesperación en sus palabras me golpeó como un puñetazo en el pecho. Diego rara vez mostraba debilidad, y mucho menos hablaba de esta manera.

“¿Qué quieres decir?” le pregunté suavemente, intentando no alarmarlo más de lo que ya estaba.

Él suspiró, sus manos apretando el volante con tanta fuerza que sus nudillos se volvieron blancos. “Nancy ya está moviendo sus piezas. Mi abuela era lo único que mantenía unida a nuestra familia, y ahora que se ha ido... Nancy se asegurará de tomar todo. Y mi padre... é