Parte 2...
— ¡No tienes derecho a hablarme así, Edu! ¡Trabajo todo el día, cuido de la casa y aún tengo que soportar tus groserías! - exclamó María, su voz cargada de frustración.
— Sé que trabajas, María, pero eso no te da derecho a estar encima de mí todo el tiempo. ¡No aguanto más esta presión! - respondió Edu, con la voz llena de irritación.
Los gritos de los vecinos se mezclaban con el sonido de objetos lanzados al suelo, creando un escenario de caos e inestabilidad.
Pude imaginar cómo esas peleas, si eran constantes, afectaban el ambiente en el condominio, dejando a todos tensos y preocupados.
Con un suspiro, pensé en las veces que ella llegaba a la empresa con el semblante abatido y ojeras. Seguramente, era debido a no poder tener una buena noche de sueño.
Ana me miró con una mezcla de vergüenza y gratitud en su mirada. Creo que esperaba una reacción diferente de la mía, tal vez incluso que fuera grosero, pero estaba dispuesto a ser comprensivo y receptivo a sus preocupaciones.