Capítulo noventa y dos
La señora Serafina sonríe —Ellos están bien—señala a nana—¿la quieres viva?—apunta en mi dirección— dame a Sara—Natalia aparece a mi costado y Wade se coloca a la defensiva.
—No le hagas caso hijo, yo ya estoy bien mayor como para saber que debo morir en algún momento—tomo su brazo y jalo de él.
—Confia en mí —susurro en su oído, sus manos aprietan las mías.
No te quiero perder.
Y no lo harás, confía en mí.
Totalmente desnuda me coloco frente a ella—Liberala—suelta a nana de su agarre y me toma del brazo.
Cierro mis ojos para realizar mi primer movimiento, pero mi piel se eriza al instante—Ni te atrevas a hac