Eran casi las 4 de la tarde cuando Dave y Amaris llegaron a la anodina casita de Minerva. Amaris llamó a la puerta y le sonrió tranquilizadoramente a Dave mientras este miraba dudoso a su alrededor.
'¿Estás nervioso?' Amaris preguntó, con lo que esperaba fuera una sonrisa tranquilizadora.
'No' respondió él, un poco demasiado rápido. Amaris apretó su mano suavemente.
Dave suspiró profundamente y volvió a pasarse la mano por el pelo.
'De acuerdo, tal vez un poco nervioso. Siento que nos han obligado a esto…' Comenzó vacilante, antes de que la puerta se abriera de golpe y el rostro radiante de Minerva apareciera en la entrada.
'¡Amiga mía!' Gritó, rodeando a Amaris con sus brazos y guiñando un ojo en dirección a Dave. 'Dios, se siente como si hubiera pasado una eternidad desde la última vez que estuviste aquí. Y mírate ahora, trayendo a un hombre ardiente contigo'. Suspiro dramáticamente y colocó una mano sobre su pecho. 'Estoy muy orgullosa de ti Amaris'
Le dio un manotazo en el brazo