Capítulo 25

Tala no tardó demasiado en dar con el lago, una capa de hielo cubría la mayor parte, pero logró conseguir agua y rellenar las pocas botellas con las que contaba. En cuanto terminó, intentó buscar algo de leña y ramas que estuvieran secas, pero fue imposible después de la lluvia tan fuerte de la noche anterior.

Sabía que si continuaba buscando lograría encontrar algo, pero no quiso perder más tiempo porque todo lo que deseaba era llegar junto a Ethan para limpiarle la herida. Acomodó bien las botellas de agua dentro de la mochila y se convirtió de nuevo en loba para ir más rápido.

Cuando llegó al refugio, encontró a su compañero con los ojos cerrados.

El corazón comenzó a latirle muy deprisa.

Tala se apresuró hacia Ethan, se arrodilló a su lado y no pudo evitar ponerse a temblar por el pánico. Con las manos temblorosas, retiró el vendaje improvisado de su brazo y esperó ver que había empeorado pero, para su sorpresa, la hemorragia se había detenido y la herida había comenzado a cura
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