Aquel tónico que el alfa le obligó a beber era diferente al del día anterior.
Lo notaba, incluso tenía frío, algo que no sintió desde su transformación en lycan. Daba gracias a que les habían dado ropa con que cubrirse, pero el torso debían tenerlo al descubierto para que nada amortiguara los golpes.
Quizá se debía a que era la segunda dosis y su lobo en lugar de parecer dormido, se había esfumado como si nunca hubiera existido. No iba a negar que estaba muy preocupado, pero continuaba pensando que había tomado la decisión correcta. Tala era su prioridad y mantenerla a salvo era todo lo que importaba.
Aunque no tenía la menor idea de cómo iba a lograr hacerlo sintiéndose tan débil.
—¿Estás bien? —escuchó el susurró de Alaric a su lado.
Su amigo no parecía debilitado, al contrario, se dio cuenta de que el beta intentaba disimular su fuerza, pero había momentos en que se olvidaba y apartaba las piedras enormes como si no le costara el mínimo esfuerzo.
—No tan bien como tú, por l