Al amanecer, Blake abre los ojos y se queda mirando a su hijo que aún duerme, sonríe al verlo con esa sonrisa que nunca se le borra a pesar de todo lo que está viviendo. Minutos después, Blas también se despierta y se acerca a él.
—¿Está bien si te quedas solito unos minutos? Quiero ir a casa tempr