Capítulo 8 – Un lluvioso día.
Cuando levantó, al día siguiente, Kayla la esperaba en el salón, con mala cara.
- ¿Por qué te fuiste ayer así, sin despedirte siquiera? Estaba preocupada – le espetaba, mientras la muchacha se sentaba sobre el sofá.
- Las alucinaciones volvieron – aseguró, haciendo que la joven la mirase preocupada – te dije que no era bueno para mí…
- ¿qué viste? – preguntó su hermana, con el alma en vilo.
- A él, a William.
- ¿deberíamos volver a casa? – preguntó, pensando en que la mejor manera de que su hermana estuviese mejor quizás era la que su madre proponía, encerrar a la joven en un centro.
- Deberíamos.
- De acuerdo, reservaré un vuelo para esta misma semana.
- Hace un día de