—¿Cómo lo hice, mami? —la voz de Cosette se escuchó, llena de emoción, con deseos irrefutables de los halagos de su madre.
Rachel la tomó en sus brazos y la besó en el rostro con un amor desbordante. Su hija, sin duda, era una niña muy inteligente y tenía toda la astucia de los Blaine.
—Lo hiciste m