La culpa lo sobrepasaba, apretó sus manos en puño y dio un fuerte suspiro cargado de dolor y resignación.
—¿Puedo verla? Quisiera despedirme… —El doctor asintió, le guio hacia la habitación en donde se encontraba su tía, y al llegar allí, observó a la mujer que siempre fue digna y llena de elegancia