Los días pasaban convirtiéndose en semanas, y estos en meses, cuatro meses habían pasado sin tener rastros de Rania.
—¡Joder! ¿Cómo es posible que aún no puedan dar con su paradero? Nadie desaparece así. —dijo Jhon furioso y desesperado.
Khalid había peinado toda Dubai, toda Arezzo y toda Roma, sin tener pistas de Rania, Fátima continuó con su vida como si jamás hubiera visto a Rania, había logrado revertir la idea de que ella tenía a su hermana. Y eso enloquecía a Jhon y confundía a todos, habían intervenido su teléfono, y sus conversaciones era de lo más normal en una joven como ella.
—Ella vive como una ciudadana normal y común...sin guardaespaldas, y trabajando de medio tiempo. Está limpia. —habló con una esperanza Khalid y con intención de volver a reconsiderar la idea de proteger a Fátima.
Jhon dedicaba su tiempo a buscar a Rania y estar al pendiente de Jhon.
Y mientras eso sucedía en Roma.
Rania, había logrado escapar de los cuidadores y pudo reencontrarse con sus amigos, en