CAPITULO 25

Todos hacen una expresión de sorpresa, algunos de decepción, Mateo de vergüenza, no puede mirar a los ojos a nadie, siente una puñalada con la miradas fijas, solo escucha el sollozo del llanto de Omaira.

Antonio se da cuenta de la incomodidad, pero no sabe que hacer es la primera vez como Alfa que debe enfrentar este tipo de escándalos, solo manda saliva, ve a su esposa, necesita de la ayuda de Luciana.

Ella aprieta la mano de Antonio, ve los ojos llorosos de Omaira, es evidente que esto es una humillación para la loba es imposible no imaginar que ella está en esa posición, que todos la miran y la juzgan como si entregarse por amor fuese el pecado más mortal.

— Nosotros solucionaremos esto, sigan en la fiesta, no quiero que se dañe mi festejo — Lucíana levanta la copa y le pide a Zaira que empiece a repartir alcohol rápidamente mientras Antonio, Mateo y todos los implicados se encierran en el pequeño estudio de Antonio.

El Alfa manda saliva, sabe que este despacho es demas