Su esposa solloza. Gerald la mantiene todavía en sus brazos, aferrada a él. Intenta preguntarle qué ocurre, Scarlett no tiene intención de responderle porque entre lágrimas se queda varada en sus brazos sin más. Lo que le remueve a Gerald algo indescriptible dentro de su cuerpo.

—Señorita —Gerald con delicadeza busca su rostro. Teme asustarla por la piel fría del guante. Le toma la barbilla para alzarla. Ojos verdes que le roban el aliento están rojos e hinchados. Algo hierve dentro de Gerald por el simple hecho de pensar que alguien la hizo llorar—. ¿Quién fue?

Scarlett aprieta los labios. Y en esa mirada se vuelve la debilidad de Gerald. Tan cerca de ella, a esos hermosos ojos que lloran sin razón, a esa boca que tiembla e intenta decir algo que una vez más le remueven el estómago. Gerald le acaricia la mejilla una vez más. Esa delicadeza que duele, y que Scarlett recibe por primera vez sin alejarse.

—¿Por qué está llorando? —Gerald pregunta una vez más—. Scarlett, necesito que me d