Punto de vista de Julio
Luis no respondió de inmediato. Con los labios apretados, sujetó el volante con ambas manos, mirando fijamente al frente.
Temiendo que se enfureciera, iba a salir del coche, pero antes de que pudiera hacerlo, me agarró del brazo y me hizo retroceder.
—¿Y Mateo? —preguntó, mirándome fijamente a los ojos.
Con el corazón en un puño, intenté encontrar las palabras perfectas para decirle, pero no me salían las ideas.
—No es importante, así que no deberíamos hablar de él —dijo, soltándome el brazo.
Aliviado de que no hubiera tenido un berrinche, solté el aire que contenía y con el dorso de la mano me sequé el sudor de la frente.
—¿Se te acercó? —preguntó de repente, haciendo que girara la cabeza bruscamente hacia él mientras mi corazón latía con fuerza en mi pecho.
—¿Eh?
Luis se comportaba de forma extraña. Después de lo que dijo anoche sobre su padre y Mateo, era evidente que no confiaba en mí cuando estaba con ellos.
—Aparte de en público, no nos hemos visto —resp