Ambar
Semanas despues
Los días se deslizaban como sombras, uno tras otro, sin que Axel despertara. El hospital había dejado de ser un lugar aterrador para mí; con el tiempo, se convirtió en mi segunda casa. Cada día lo visitaba, sin falta, hablándole como si pudiera escucharme, como si en algún momento abriría los ojos y me respondería.
Dave y Kate me habían apoyado en todo momento. Dave, en su naturaleza responsable y protectora, me había asegurado que no debía preocuparme por el trabajo, que él se haría cargo de todo mientras yo me enfocaba en Axel y en nuestro bebé. Kate, mi amiga fiel, también me había ayudado mucho, diciéndome que debía estar tranquila, que ellos manejarían cualquier complicación, y que mi único deber era cuidar de Axel y de nuestra pequeña familia.
Con el tiempo, había adoptado una rutina. Me quedaba a su lado, pendiente de cualquier pequeño cambio. Le hablaba como si pudiera oírme. Le contaba todo lo que sucedía, le leía noticias y le susurraba sobre las trivia