La mujer fuerte que conocí meses atrás se iba desvaneciendo a medida que nos alejábamos del lugar donde fue su hogar. Las lágrimas se hicieron presentes sus mejillas. Quise hacer algo al respecto, pero al silencio que ella se aferraba me hizo entender que quería su espacio no debería de ser fácil.

Llegar al hotel donde viviríamos, fue en completo un llanto silencio de parte de ella. Entramos y se fue directo al cuarto y se encerró, no le dije nada, solo me dediqué en que todas sus cosas sean trasladas a la habitación.

Ya era media mañana y tenía que ir a la empresa, además no sabía nada de mi hermano desde ayer, aunque estoy seguro que está bien en caso contrario ya me hubieran informado.

Me acerque al cuarto y toque, no quería entrar sin su permiso y hacerla sentir incomoda -Clarisa, estas bien- le hable despacio.

Después de un mo