—Pues si quiere conservar su puesto, más le vale hacerle caso a la doctora Camila, si no quiere que ella o yo misma la despida.— Le dice ella y la mujer tiene los ojos desorbitados yo sonrió de forma arrogante.
—Señora, no sabía que usted estaba allí.— Dice la mujer, sin saber que decir.
—Discúlpa