El no responde y avanza, y por poco me caigo, pero no reclamo nada, enseguida llamo a una conocida que vive cerca de la casa de mi abuela.
—Hola Nancy cuanto tiempo.— Saludo apenada.
—¿Camila eres tú?— Pregunta asombrada casi no la llamo y cuando la llamo es para molestar, me avergüenzo de mi mism