Isabella Holmes
—¡Isabella, detente! no es seguro que ande sola por la ciudad a estas horas, Víctor la va a llevar — El ama de llaves, detuvo su carrera y se derrumbó en sus brazos que se ofrecieron a consolarla
—¡Llore! ¡Llore! ¡Desahóguese! —la invitó con pena Dalila de ver cómo su tembloroso s