Isabella Holmes
Despierto como siempre a las cinco de la mañana y me voy a correr un rato antes de arreglarme para ir a la universidad.
—Buenos días pequeña, te extraño mucho.— Me escribe Valente.
—No más que yo, me dejaste en manos de un tirano, ese hombre está loco.— Le respondo
—¿Te hizo algo