―Calvin, cancela todas mis citas de los próximos días ―anunció Zeke, sin siquiera mirarlo. Sostenía a Nohemi con firmeza y no podía apartar los ojos de ella.
―Sí, señor ―respondió tras aclararse la garganta. Cuando miró en derredor supo que el verdadero problema iba a ser la cantidad de rumores que se generarían esa mañana.
Zeke Karras, el CEO conocido como ‘La Bestia’, el hombre dominante, frío, distante e intimidador, cargaba a una mujer en un brazo, mientras que con su otra mano acariciaba delicadamente la mejilla. Sus ojos, que siempre generaban escalofríos y dejaban sin habla a mucho, eran tan cálidos y gentiles que podrían hacer brotar flores en los arbustos.
En realidad, toda la escena era bastante llamativa y comenzaba a arrancar suspiros de todas las empleadas que iban llegando en ese momento.
Calvin incluso podía imaginarse los encabezados que en pocos minutos comenzarían a surgir por todos lados.
―¿Quiere que llame a un auto? ―ofreció resignado.
―No es necesario ―denegó Zek