Venco me mira con una mezcla de sorpresa y enfado, su mirada parecía penetrar en mi alma. Acaba de descubrirme espiando en los calabozos.
— ¿Quién eres? — pregunta, su voz baja y peligrosa. — Nunca te he visto antes.
Me tomo un momento para pensar, intentando encontrar la mejor forma de revelar mi identidad.
— Si eres una espía, te voy a matar — amenaza, su rostro tensado con ira.
Se acerca a mí, su puño cerrado, listo para golpearme. Me siento atrapada y asustada, pero no pierdo la calma.
— Soy yo, Ocaso — digo finalmente, mirándolo directamente a los ojos. — Tu invitada, la que va a ser tu prometida y esposa.
Venco se detiene en seco, su mirada impactada. Me mira como si fuera la primera vez que me ve, como si no pudiera creer que soy la misma persona.
— ¿Tú? — repite, su voz llena de incredulidad. — ¿La Ocaso que he estado buscando?
Asiento con la cabeza, sonriendo ligeramente.
— Sí, soy yo — digo. — Y este es mi rostro.
Me acerco a él, mirándolo directamente a los ojos. Venco me m