CAPÍTULO DOSCIENTOS CUARENTA Y UNO: LLEGUÉ PARA QUEDARME.
POV MAGNOS.
Rabia, odio y culpa dominaban mis pensamientos tras la revelación de Morgana. Sentía un deseo insano de matar al desgraciado que causó esta maldición a los lobos. La culpa comenzaba a consumirme, sabiendo que esta maldición estaba destinada a mí.
Aún de pie, observaba a Morgana con rabia mientras ella revelaba todo sobre la maldición. Mis pensamientos y sentimientos eran un caos, y el descontrol amenazaba con dominarme.
Fue cuando sentí sus brazos alrededor de mi cintura, su cuerpo tratando de acercarse, pero su vientre de embarazada le impedía abrazarme completamente. Lentamente, la presencia y el toque de Amelia me calmaban. Cerré los ojos, respirando profundo, y los abrí al oír su voz.
— ¿Estás bien, amor? — preguntó Amelia. Miré a Morgana, que sonreía con burla. ¿Qué quiere esta bruja vieja, interrumpiendo nuestro momento?
— Estoy bien, querida — respondí, pero la sonrisa de aquella infeliz me molestaba.
— Ya conté todo lo que necesitaban saber. Ahora quiero habla