POV AMELIA
Magnos me llevó hasta el auto, dos de sus soldados nos esperaban. Cecilia me enseñó cómo referirme a ellos. Los dos olfatearon el aire y me miraron, pero desviaron los ojos rápidamente. Magnos no permitió que ellos abrieran la puerta para mí. Él mismo lo hizo, este lobo es muy celoso. Entramos al auto y el conductor comenzó a manejar. Noté que los dos de adelante me miraban brevemente a veces. Y aquello me estaba incomodando. Magnos parece haber notado mi incomodidad.
— ¿Estás bien? — Preguntó Magnos sosteniendo mi mano. Lo miré sin saber si debería hablar, pero si digo que estoy bien, él sabrá que estoy mintiendo e insistirá hasta que le cuente. Me acerqué a su oído y hablé bajo, aun sabiendo que los dos en el asiento delantero iban a escuchar.
— Estoy un poco incómoda con la manera en que tus soldados me están mirando. Y, ¿por qué olfatearon el aire cuando llegué? — Pregunté y me alejé un poco. Magnos me miró y sonrió. Giró la cabeza en dirección a los dos soldados y lo