CLARIS:
Retomé el control en un instante, aunque mi respiración era errática. Había escuchado a Lúmina, mi loba, aterrada, sintiendo ese miedo aún en mi alma. ¿Dónde está mi lobo? Esas palabras seguían golpeando mi mente, como si fueran un eco implacable, y yo sentía cómo mi cuerpo se fragmentaba junto con ella.
Frente a mí, Kieran permanecía arrodillado, sus hombros caídos bajo un peso invisible que parecía haberlo quebrado en un instante. La expresión de terror en su rostro me partió en dos. Yo nunca lo había visto así. Jamás. Su miedo era tan palpable que parecía enraizarse en el suelo, sujetándolo como si este temiera que él pudiera desaparecer. ¿Qué había pasado? ¿Qué demonios había sucedido con Atka? Sin pensarlo, dej&eacu