Barbas. . .
La ira me consume y la frustración se adueña de mi, se supone que la chica sería mía, se supone que yo sería el primero. Me acerco al Jefe y lo miro con seriedad.
-Pensé que teníamos un acuerdo, Pantera.
-Lo siento Barbas, ese cliente me dio casi el triple de lo que tu podías ofrecer, no podía rechazarle.
-Pero teníamos un acuerdo- digo tensando la mandíbula.
-Tampoco es que es el fin del mundo Barbas- me dice relajado- escoge a cualquier otra.
-No quiero a otra, Pantera, la quiero a ella.
-Ya es tarde- se encoje de hombros- quizás la quieras más tarde o mañana, cuando su valor haya disminuido considerablemente.
-Pantera... soy un buen trabajador, pensé que me tendrías ciertas...consideraciones.
-Y te las tengo, Barbas. La tendrás, pero no ahora, cálmate que la chica no irá a ningún lado.
Observamos como Peligro se acerca con el rostro serio y pensativo.
¡Lo odio!
Odio que siempre quiera hacerse el