Capítulo 57. Hermanos Blackstone
La mañana siguiente, Sofía despertó rodeada de amor y felicidad. Primero el silencio, tan solo el cántico de los pájaros que se colgaban de la ventana, después los murmullos y las risas, hasta que los vio.
Marcus y Camila.
Los dos entraron. Marcus llevaba una charola con fruta picada y demás alimentos, y Camila llevaba entre sus pequeñas manos un ramo de flores frescas que su padre había conseguido del jardín esa misma mañana.
— ¿Y esto? — preguntó Sofía, feliz, asombrada.
Marcus se inclinó sobre ella y besó su frente.
— Papi dice que una flor para otra flor. También cortó unas para mí. Están ahora en agua.
Sofía esbozó una nueva sonrisa.
— Están hermosas.
— Pero no somos unas florecitas, ¿verdad, Sofi? Yo soy una princesa y tú una reina. Papá es nuestro sirviente — dijo con ojitos traviesos, y ambos padres soltaron una carcajada.
— Yo soy lo que ustedes quieran, hasta… el monstruo de las cosquillas — dijo en tono divertido y se fue contra ellas, haciéndolas carcajear con fuerza.
— Bas