Romina pedía ayuda a su amiga Eleanor, estaba desesperada y preocupada por la seguridad de su esposo y sus gemelos, nunca antes se había sentido tan aterrada, ver a Nathaniel tan mal, tan pálido en esa cama, no pudo hacer otra cosa que pedir ayuda
— Amiga que mala situación, pero... ¿Nathaniel está bien?
— El se quiere hacer el fuerte pero apenas puede moverse un poco, lo trajeron a casa después de recién operarlo, todavía tiene la bolsa de sangre que le están transfundiendo y la intravenosa para aplicarle el medicamento, ¿qué les voy a decir a mis hijos cuando lo vean? — Romina sollozó, ella no conocía el mundo de la mafia, se sentía perdida
— Escucha, Mañana a primera hora estaré contigo, y ahorita mismo hablaré con Nathan, cuánta con lo que pides, nuestros esposos son amigos leales, mi gatito va a ayudar, puedes estar segura
Las esposas cortaron la llamada, el gemelo Castrioli estaba indignado
— ¿Gatito? ¡yo soy por lo menos un tigre, un león, una pantera! ¿qué va a decir la espo