Dylan, por esta vez si había seguido las indicaciones del mafioso ruso, más los dolores por las contracciones le venían cada vez más seguido, ella se quejaba y gritaba de dolor, la pelirroja no era cobarde, en su paso por la mafia había dado y recibido muchos golpes, incluso la habían baleado en más de una oportunidad, y ella siempre se mantenía estoica, pero los dolores de parto estaba segura que ni el mafioso mas peligroso los podría soportar
— !Dylan, ya estoy aqui... hay carajo¡ has roto fuentes, no te asustes, ésto es normal, ya estás en labor de parto, baby, tenemos que irnos de inmediato al hospital!
— ¿Por qué no me dijiste que me iba a salir tanta agua cuando el bebé ya fuera a nacer? !me duele mucho, Lenin, nunca pensé que los dolores de parto serían tan atroces, creo que voy a morir¡ ¡Te juro que no entiendo como Romina, ha podido tener cinco hijos, !yo no me vuelvo a embarazar nunca mas¡ !Ahhh... carajo, carajo¡
la mafiosa se retorcía del dolor, sus casi alaridos y