Aunque la idea de Nicole era irse de viaje esa misma tarde, el que su auto aun no esté listo la llevó a cambiar los planes.
Ella y Thiago están en la sala de su casa, espacio que terminó convertido en un fuerte improvisado de cobertores y almohadas.
Las mantas cuelgan de los respaldos de los sofás y sillas, creando túneles y habitaciones secretas.
Almohadas apiladas en las esquinas sirven como muros protectores, y una linterna bajo la mesa de centro proyecta sombras que hacen que todo parezca aún más mágico.
En los túneles del fuerte, Thiago ríe y corre, su enterizo de león agitándose mientras explora cada rincón del refugio que él y su mami han creado juntos.
La pequeña cola del traje se balancea mientras el pequeño se mueve con emoción expectante a la nueva caja que será abierta.
La televisión está encendida, reproduciendo "Dartacán y los Tres Mosqueperros", y el ambiente está lleno de risas y emoción.
—¡Mami, mami, mira! —grita Thiago con alegría, sosteniendo un juguete recién