EMMA.
—¿Tiene un vuelo para ya mismo? —la mujer de recepción alzó la mirada y la posicionó en mí.
—¿Se encuentra bien? —asentí rápido ante su pregunta cautelosa.
Ahora mismo le estaba mostrando los billetes, mientras mis manos temblaban.
—Rompí con mi novio… y quiero irme del lugar…
Ella hizo un gesto lastimero y se apresuró a teclear en su computadora.
—Lo entiendo… Tengo uno… incluso ya están embarcando…
—Deme ese…
—Pero… no le he dicho hacia dónde es…
—No importa… —casi la obligué a recibir el dinero—. Démelo, por favor, no puedo perder tiempo…
La mujer frunció el ceño y se apresuró más. Me pidió la identificación, y algunos datos rápidos, y luego rompió algunos tiques y me entregó el mío sellándolo.
—Que tenga un buen viaje…
Asentí en agradecimiento, y me retiré mientras leí la descripción del vuelo.
Iban a ser las 7:00 pm y el vuelo salía a las 7:30 pm. Por supuesto que ya había una fila para ir al avión, y debía apresurarme a llegar a la zona de embarque.
No pude evitar sentir u