- ¡Oh nada! ¡Yo no... intento nada! Zola se apresuró a responder, casi tropezando con la alfombra.
- ¿Cierto? Insistió en un tono juguetón. Sin embargo, estaba convencido de que me estabas mirando.
Se sonrojó mientras se pasaba una mecha detrás de la oreja.
- Solo trato de entenderte o al menos llegar a conocerte mejor.
Se aclaró la garganta y volvió su atención a los pimientos que estaba cortando con precisión.
- ¿Qué quieres saber? ¿Te escucho?
¿Eh? Zola negó imperceptiblemente con la cabeza, pensando que había oído mal.
¿Realmente accedió a ser interrogado?
Lentamente, se movió hacia él y tuvo que aclararse la garganta antes de comenzar.
- ¿Has vivido en Rusia durante mucho tiempo?
Su pregunta sonaba fácil, pero probablemente generaría muchas más.
- Nací en España, en Madrid, más precisamente.
Zola entonces entendió de dónde venía esta piel bronceada.
¿- Y luego? ¿Cómo has llegado hasta aquí?
- Por aire, creo. Dijo conteniendo una sonrisa.
Zola colocó su palma boca abajo sobre su