—¿Usted es familiar de la señora? —preguntó la enfermera a la que solicitaba informes Castiel.
El negó con la cabeza, a tales alturas ellos solo eran un par de desconocidos. Al menos para ella y todo el mundo.
—Soy quien la trajo aquí —informó.
—Si no es familiar no me está permitido dar informes —se disculpó la enfermera—, pero puedo decirle que ella está bien y que está en el cuarto 227 en recuperación —susurró guiñándole un ojo y se fue.
Sin saber en realidad qué le motivaba a ir, se encaminó a la habitación mencionada y encontró a Maryere dormida en una cama.
La miró con más dolor que pena, le vio esos marcados golpes en su rostro, el brazo enyesado y la cabeza vendada. El impacto había sido fuerte, era sorprendente que ella estuviera viva.