Sophie llena de dudas miraba a Dante con mucha molestia y comentaba . . .
–La verdad es que, a pesar de que no recuerdo mucho desde que desperté he ido descubriendo más y más cosas sobre mí vida antes del accidente, creo que regreso a mi postura antes del accidente. . . no debemos estar juntos.–le explicó–. Y también está claro que no quiero seguir viviendo en tu casa, no está bien esta relación –añadió en un tono quedo.
Dante bajó la vista y todo su cuerpo se tensó y exclamó con fiereza ...
–No puedo dejarte marchar . . .–No estás en condiciones para valerte por sí sola.
–Eso no es así . . . .–Respondió ella
–No Sophie. . .Será como abandonarte a tu suerte, . . . me siento responsable de ti y mi hijo. . . –Apartarte de mí lado en este momento es algo prematuro.
–Tengo una solución mejor –se oyó murmurar, antes de pensar bien siquiera lo que iba a decir. No era algo habitual en él, y eso lo sorprendió–.
–¿Por qué no te vienes conmigo a Italia esta noche?
–¿A Italia? –repitió