Ella salió de allí sin poder creer lo que había hecho, no podía dejar de llorar, porque ahora Joaquín la estaba odiando y esa experiencia había sido la peor en su vida.
—¡Estoy completamente enferma! ¡Qué he hecho, qué he hecho! ¡Esto debe ser una pesadilla! ¡No puede ser verdad!
Cerró los ojos y ma